30 oct 2009

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27 oct 2009



25 oct 2009






En el campo de exterminio de Sobibor tuvo lugar la mayor huida de presos judíos de un campo de concentración nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Los prisioneros, organizados por Leon Feldhendler y Alexander Pechersky (prisionero de guerra soviético apodado Sasha) planearon la fuga mediante la llamada Organización de la Resistencia. Sasha mantuvo siempre una postura rebelde ante las SS para subir la moral de los prisioneros.

La fuga del campo se llevó a cabo el 14 de octubre de 1943, antes que las autoridades del campo finalizaran la Operación Reinhard como se estimaba según las informaciones que manejaba el comité clandestino de Resistencia del campo.

Stanislaw 'Shlomo' Szmajzner tuvo la función de infiltrarse en la armería de las SS, robando allí un pequeño número de rifles. También consiguieron cizallas para romper las alambradas, aunque después no sirviera de nada. Acabaron con varios hombres de las SS haciéndoles entrar de algún modo en una pequeña construcción del noreste del campo y propinándoles golpes en la cabeza con hachas. A la hora del mediodía se hizo reunir a todos los prisioneros del campo para que se pusieran en fila y Alexander Pechersky gritó el anuncio de la rebelión. Entonces todos empezaron a correr hacia las puertas y cercas del campo, y la fuerte presión de la masa de gente que empujaba echó abajo la puerta de alambrada de espino, todo esto mientras el SS Oberscharführer Karl Frenzel trataba de barrer el mayor número de prisioneros que le fuera posible con una ametralladora fija. Los prisioneros empezaron a salir por la brecha abierta, consiguiendo salir cerca de cuatrocientas personas.

El problema fue que en el bosque que rodeaba Sobibor no había muchas posibilidades para sobrevivir, con lo que solo un número de entre 100 y 200 prisioneros pudo sobrevivir a la última gran guerra. Algunos prisioneros pasaron el resto del tiempo tratando de esconderse de los alemanes, y otros se ofrecieron voluntarios para crear un grupo de partisanos judíos, que se dedicaron a hacer sabotajes y a combatir en la retaguardia del frente ruso. Hubo algunos prisioneros que tras acabar la Segunda Guerra Mundial fueron internados en campos de concentración soviéticos.

Como resultado de la primera y última fuga masiva de prisioneros, Heinrich Himmler abandonó la idea del campo de exterminio y ordenó que fuera cerrado el campo. Se destruyeron los edificios y se aró la tierra, que fue cultivada. A finales de 1943, no quedaba ningún resto. La zona es hoy en día Santuario Nacional de Polonia donde grupos de niños van a visitarlo con sus escuelas.


Efectivos de las SS muertos durante la revuelta:

Johann Niemann. SS Untersturmführer: Nació el 4 de agosto de 1913. Trabajó en los campos de concentración de Esterwegen y Sachsenhausen antes de la guerra. Posteriormente en el campo de exterminio de Belzec, transferido al campo de exterminio de Sobibor donde fue comandante del Campo III, ascendido a Untersturmführer (Subteniente) por órdenes directas de Heinrich Himmler durante su visita del 12 de febrero de 1943. Fue el primer SS muerto durante la revuelta, en una de las zapaterias del campo por el soldado soviético Aleksander Shubayev quien le golpeó la cabeza con un hacha.

Rudolf Beckmann: SS Oberscharführer. Nacido en Osnabrück. Miembro del NSDAP número 305 721. Había trabajado en el programa de Eutanasia, en el centro de Hartheim, en Sobibor fue encargado del Comando de Clasificación del Campo II, y de las caballerizas también condujo la Administración en el edificio de central de vigilancia, donde fue muerto. Su cuerpo fue enterrado en Lublin.

Josef Vallaster: SS Scharführer, austríaco nacido el 5 de febrero de 1910. Prestó servicio durante el programa de Eutanasia en Hartheim donde era responsable de quemar los cuerpos de los fallecidos, trabajó brevemente en la construcción del campo de exterminio de Belzec, en Sobibor fue uno de los líderes de la SS del campo III, responsable del gaseamiento, entierro y quema en crematorio de los cuerpos de los deportados. durante las selecciones gustaba seleccionar a los ancianos y enfermos para llevarlos directamente al campo de su jurisdicción y eliminarlos.

Erwin Stengelin: SS Unterscharführer, había nacido el 18 de agosto de 1911, en Tuttlingen, Alemania. Trabajó en el programa de Eutanasia, prestando servicio en el centro Hadamar. Estuvo trabajando en el Campo I de Treblinka de donde fue transferido a Sobibor poco antes de la revuelta.

Thomas Steffel: SS Scharführer. Nacido en Krummau, Checoslovaquia. Había sido fotografo durante la Aktion T4, como fue denominada el programa de Eutanasia. Llegó a Sobibor en febrero de 1943, era el encargado de clasificar las barracas de prisioneros.

Max Bree: SS Scharführer. Nacido en Lübben (Spreewald). Sirvió en Grafeneck y Hadamar durante el programa de Eutanasia, posteriormente en Treblinka y fue transferido en junio de 1943 al campo de exterminio de Sobibor. Supervisaba a los guardias ucranianos y a los judíos que trabajaban en las barracas de clasificación.

Siegfried Graetschus: SS Oberscharführer. Nació el 9 de junio de 1910, en Tilsit (Prusia del Este). Trabajó entre 1939 y 1940 en el Programa de Eutanasia. Prestó servicio en Treblinka y fue transferido a Sobibor en agosto de 1942.

Fritz Konrad: SS Scharführer. Sirvio en el programa de Eutanasia en Sonnenstein y Grafeneck Llegó transferido a Sobibor en marzo de 1943. Resultó muerto en la Zapateria del Campo III.
Anton Novak, SS Scharführer. Supervisaba las peluquerías del campo de Sobibor.

Walther Ryba: SS Unterscharführer. Resulto muerto en los talleres por uno de los cerrajeros.
Friedrich Gaulstich, SS Unterscharführer

La fuga del campo de exterminio de Sobibor fue la más grande de la Segunda Guerra Mundial, por tanto fue llevada a la pantalla a manos del director Jack Gold el año 1987 con el nombre de "Escape de Sobibor".

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23 oct 2009

F.C. Start: el equipo que prefirió morir


La historia del fútbol mundial incluye miles de episodios emotivos y conmovedores, pero seguramente ninguno sea tan terrible como el que protagonizaron los jugadores del Dinamo de Kiev en los años ’40.En estas líneas se contará, a modo de homenaje, la historia de los jugadores del Dinamo que jugaron un partido sabiendo que si ganaban serían asesinados, y sin embargo decidieron ganar. En la muerte dieron una lección de coraje, de vida y honor, que no encuentra, por su dramatismo, otro caso similar en el mundo.

Para comprender su decisión, es necesario conocer cómo llegaron a jugar aquel decisivo partido, y por qué un simple encuentro de fútbol presentó para ellos el momento crucial de sus vidas.Todo comenzó el 19 de septiembre de 1941, cuando la ciudad de Kiev (capital ucraniana) fue ocupada por el ejército nazi, y los hombres de Hitler desplegaron un régimen de castigo impiadoso y arrasaron con todo.

La ciudad se convirtió en un infierno controlado por los nazis, y durante los meses siguientes llegaron cientos de prisioneros de guerra, a los que no se permitía trabajar ni vivir en casas, por lo que todos vagaban por las calles, en la más absoluta indigencia. Entre aquellos soldados enfermos y desnutridos, estaba Nikolai Trusevich, quien había sido arquero del Dinamo de Kiev.Josef Kordik, un panadero alemán a quien los nazis no perseguían, precisamente por su origen, era hincha fanático del Dinamo.

Un día caminaba por la calle cuando, sorprendido, miró a un pordiosero y de inmediato se dio cuenta de que era su ídolo: el gigante Trusevich. Aunque era ilegal, mediante artimañas, el comerciante alemán engaño a los nazis y contrato al arquero para que trabajara en su panadería. Su afán por ayudarlo fue valorado por el arquero, que agradecía la posibilidad de alimentarse y dormir bajo un techo. Al mismo tiempo, Kordik se emocionaba por haber hecho amistad con la estrella de su equipo. En la convivencia, las charlas giraban siempre sobre el fútbol y el Dinamo, hasta que el panadero tuvo una idea genial: le encomendó a Trusevich que en lugar de trabajar como él amasando pan, se dedicara a buscar al resto de sus compañeros. No sólo le seguiría pagando, sino que juntos podían salvar a los otros jugadores.

El arquero recorrió lo que quedaba de la ciudad devastada día y noche, y entre heridos y mendigos fue descubriendo, uno a uno, a sus amigos del Dinamo. Kordik les dió trabajo a todos, esforzándose para que no se descubriera la maniobra. Trusevich encontró también algunos rivales del campeonato ruso, tres futbolistas de la Lokomotiv, y también los rescató. En pocas semanas, la panadería escondía entre sus empleados a un equipo completo.

Reunidos por el panadero, los jugadores no tardaron en dar el siguiente paso, y decidieron, alentados por su protector, volver a jugar. Era, además de escapar de los nazis, lo único que podían hacer. Muchos habían perdido a sus familias a manos del ejército de Hitler, y el futbol era la última sombra que sobrevivía de sus vidas anteriores.Como el Dinamo estaba clausurado y prohibido, le dieron a su conjunto un nuevo nombre.

Así nació el FC START, que a través de contactos alemanes comenzó a desafiar a equipos de soldados enemigos y selecciones de la órbita del III Reich.El 7 de junio de 1942, jugaron su primer partido. Pese a estar hambrientos y haber trabajado toda la noche, vencieron 7 a 2. Su siguiente rival fue el equipo de una guarnición húngara y le ganaron 6 a 2. Luego le metieron 11 goles a un equipo rumano.

La cosa se puso seria cuando el 17 de julio enfrentaron a un equipo del ejército alemán y lo golearon 6 a 2. Muchos nazis empezaron a molestarse por la creciente fama de este grupo de empleados de panadería y le buscaron un equipo mejor para terminar con ellos. Llegó el MSG húngaro con la misión de derrotarlos, pero el FC Start lo aplastó 5 a 1, y más tarde, ganó 3 a 2 en la revancha. El 6 de agosto, convencidos de su superioridad, los alemanes prepararon un equipo con miembros de la Luftwaffe, el Flakelf, que era un gran equipo, utilizado como instrumento de propaganda de Hitler.

Los nazis habían resuelto buscar el mejor rival posible para acabar con el FC Start, que ya había ganado gran popularidad en el pueblo sometido. La sorpresa fue mayúscula, sin embargo, porque pese a las patadas de los alemanes, el Start venció 5 a 1. Luego de esa escandalosa caída del equipo de Hitler, los alemanes descubrieron la maniobra del panadero. Desde Berlín llego la orden de matarlos a todos, pero los jerarcas nazis no se contentaban con eso. No querían que la última imagen de los rusos fuera una victoria, porque pensaban que matándolos así no harían más que perpetuar la derrota alemana. La superioridad de la raza aria, en particular en el deporte, era una obsesión para Hitler y los altos mandos. Por esa razón, antes de fusilarlos, querían ganarles en la cancha.

Con un clima tremendo y amenazas por todas partes, para el 9 de agosto se anuncio la revancha, en el repleto estadio Zénit. Antes del choque, un oficial de la SS entró en el vestuario y dijo en ruso: “soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto”, exigiéndoles que hicieran el saludo nazi. Ya en el campo, los futbolistas del START (camiseta roja y pantalón blanco) alzaron el brazo, pero en el momento del saludo se lo llevaron al pecho y en lugar de decir “¡Heil Hitler!”, gritaron"¡Fizculthura!", un eslogan soviético que proclamaba la cultura física. Los alemanes (camiseta blanca y pantalón negro) marcaron el primero gol, pero el Start llego al descanso ganando 2 a 1.

Hubo más visitas al vestuario, esta vez con armas y advertencias claras y concretas: “si ganan, no queda nadie vivo”. Los jugadores tuvieron mucho miedo y se plantearon no salir al segundo tiempo. Pero pensaron en sus familias, en los crímenes que se cometían, en la gente sufrida que en las tribunas gritaba por ellos. Y salieron. Les dieron a los nazis un verdadero baile. Hacia el final del partido, cuando ganaban 4 a 1, el delantero Klimenko quedo mano a mano con el arquero alemán. Lo eludió y al estar solo frente al arco, cuando todos esperaban el gol, se dio vuelta y pateó hacia el centro del campo. Fue un gesto de desprecio, de burla, de superioridad total. El estadio se vino abajo.Como todo Kiev hablaba de la hazaña, los nazis dejaron que se fueran de la cancha como si nada hubiera ocurrido.

Incluso el Start jugó a los pocos días y le ganó al Rukh 8 a 0. Pero el final estaba escrito: tras ese último partido, la Gestapo visitó la panadería.El primero en morir torturado fue Kortkykh. Los demás arrestados fueron enviados a los campos de concentración de Siretz. Allí mataron brutalmente a Kuzmenko, Klimenko y al arquero Trusevich, que murió con su camiseta puesta. Goncharenko y Sviridovsky, que no estaban en la panadería, fueron los únicos que sobrevivieron, escondidos, hasta la liberación de Kiev en noviembre del ’43. El resto del equipo fue torturado hasta la muerte.Ésta es la historia del dramático “Partido de la Muerte”.

El cineasta John Huston se inspiró en este hecho real para rodar su película “Escape a la victoria”. En el film hizo lo que no pudo el destino: salvar a los héroes. Todavía hoy, los poseedores de una entrada para aquel partido tienen derecho a un asiento gratis en el estadio del Dinamo de Kiev. En las escalinatas del club, custodiado en forma permanente, se conserva actualmente un monumento que saluda y recuerda a aquellos héroes del Start, los indomables prisioneros de guerra del Ejército Rojo a los que nadie pudo derrotar durante una decena de históricos partidos, entre 1941 y 1942.Los mataron entre torturas y fusilamientos, pero hay un recuerdo, una fotografía que, para los hinchas del Dinamo, vale más que todas las joyas del Kremlin. Allí figuran los nombres de los jugadores y una leyenda: “De la rosa solo nos queda el nombre”.-

En Ucrania, los jugadores del FC Start hoy son héroes patrios y su ejemplo de coraje se enseña en los colegios. En el estadio Zenit una placa reza “A los jugadores que murieron con la frente en alto ante el invasor nazi”.

La rebelión en el campo de Treblinka


El 2 de agosto de 1943 estalló una rebelión de los prisioneros judíos en el campo de exterminio de Treblinka, instalado por los nazis al nordeste de la capital polaca Varsovia. Fue uno de los campos de muerte, construidos en el Este en el marco de la Operación Reinhard, diseñada para aniquilar a la población judía de Polonia, ocupada por Hitler en septiembre de 1939. En sus cámaras de gas fueron asesinados también judíos de otras partes de Europa:la Unión Soviética, los Balcanes, Alemania, Austria, el Protectorado de Bohemia y Moravia, Francia y Bélgica.

El primer grupo de judíos, procedentes de Varsovia, fue gaseado en Treblinka en julio de 1942. En los siguientes 14 meses los nazis asesinaron en ese campo de muerte a 900 mil personas.
Sobrevivieron sólo 54 prisioneros. Aquellos que se escaparon durante la rebelión del 2 de agosto de 1943 por la puerta rota del campo de exterminio.

La rebelión de los prisioneros judíos de Treblinka tuvo dos objetivos: destruir el campo de muerte y posibilitar la fuga masiva para que los supervivientes informaran al mundo lo que pasaba detrás de sus alambradas electrificadas.
La comunidad internacional y los judíos de los países ocupados por Hitler no sabían qué sucedía en los campos de exterminio, instalados por los nazis en el Este, como Treblinka, Sobibor y Belžec.

El judío checo, Richard Glazar, que sobrevivió, cuenta en su libro sobre Treblinka que antes de ser deportado no daba crédito a los rumores de que en el Este los nazis asesinaban masivamente a los judíos. Al avistar el campo de Treblinka, su primera idea fue que se tratara de una explotación agrícola. El equívoco del muchacho de 22 años se debía al hecho de que las alambradas de púas estaban camufladas con frescas ramas verdes.
Glazar destaca que los miles de judíos que llegaban a Treblinka no sabían que pronto serían conducidos a las cámaras de gas al ritmo de mil personas en cuarenta minutos.
”En los días posteriores a nuestra llegada los SS asesinaban a 15 mil o 18 mil personas al día”, relata Richard Glazar.

Glazar, un muchacho fuerte y enérgico, tuvo la suerte de ser seleccionado junto con 16 jóvenes judíos de Bohemia y Moravia del grupo deportado a Treblinka en otoño de 1942 del gueto de Terezín. Era uno de los trabajadores en régimen de esclavitud, encargados de preparar para el envío a Alemania las prendas de vestir de los judíos asesinados. Es que antes de ir a las cámaras de gas, las víctimas se desvestían, dejando en el patio central del campo montones de ropa y de calzado.
A los grupos de trabajo judíos pertenecían unas mil personas. Los alemanes mataban a menudo a palos a algún esclavo de Treblinka o por castigo colgaban de los pies a otro, pero no gaseaban masivamente a los trabajadores. Comprendieron que para el eficaz funcionamiento del campo era mejor mantener relativamente estable su colectivo.
Esto fue un factor decisivo para la preparación de la rebelión en la que jugaron un significativo papel ciudadanos checoslovacos. Un colectivo relativamente estable ya podía organizar una revuelta.

Los prisioneros formaron un comité organizador de la rebelión en el que tomó parte el judío eslovaco Želo Bloch. Ese carismático hombre era ex oficial del ejército checoslovaco.
Los organizadores planeaban realizar la revuelta a principios de 1943 cuando se filtraron en Treblinka informaciones sobre la derrota de las tropas nazis en Estalingrado. Pero tuvieron que aplazarla porque en el campo estalló una epidemia de tifus. Además, el principal organizador de la rebelión, Želo Bloch, fue trasladado por castigo a un sector del campo al que sus compañeros no tenían acceso.

Los nazis mataron a uno de los organizadores por su intento de contactar a un guardia ucraniano para que éste suministrara armas a los judíos.
Fusilaron también al nuevo cabecilla del comité organizador cuando descubrieron en su barraca oro y dinero que los judíos habían reunido para la adquisición de armas. Pero a pesar de los sucesivos golpes, los preparativos continuaron...

El lunes 2 de agosto de 1943, después de la una de la tarde, cuatro miembros de la SS y dieciséis guardias ucranianos salieron del campo de Treblinka para bañarse en el cercano río Bug. Fue una circunstancia favorable para la rebelión prevista para la tarde de aquel día.
Ya que disponían de la copia de la llave, los prisioneros lograron sacar cierta cantidad de armas del almacén. Seguidamente pasó por el campo el prisionero cuya habitual tarea consistía en desinfectar las barracas. Pero en vez del desinfectante roció todos los edificios con queroseno.
A las tres y media los prisioneros vieron como el nazi Küttner entraba en la barraca donde estaba alojado un soplón. Temieron ser delatados.
Al salir de la barraca, Küttner fue fusilado por uno de los prisioneros. Después del disparo, estalló la primera granada, señal para el inicio de la rebelión. Faltaban pocos minutos para las cuatro de la tarde.
El judío checo Standa Lichtblau, encargado del garaje, voló el gran depósito de gasolina. La explosión, de enorme potencia, lo mató. Standa no tomó ninguna precaución para salvarse porque ya nada lo ataba a la vida:su mujer y su hijo fueron asesinados poco antes en las cámaras de gas de Treblinka.

Después de la explosión del depósito de gasolina, Treblinka empezó a arder. Los judíos rompieron la puerta y huían en todas las direcciones.
Lo malo era que los prisioneros no habían logrado cortar los cables telefónicos, y así los alemanes pudieron llamar a los refuerzos. Cortaron todos los caminos, desatando una cacería a los prisioneros huidos. La mayoría de los fugitivos no conocía los alrededores de Treblinka y para los alemanes fue fácil capturarlos y después fusilarlos.

El judío checo Richard Glazar huyó de Treblinka con su amigo Karel Unger. Mientras los comandos con perros y todoterrenos rastreaban los alrededores del campo de Treblinka en llamas, los dos jóvenes se escondieron en un pequeño lago. Cuando se acercaron los perros, se sumergieron en sus fangosas aguas. Los cubrían, además, las ramas de un árbol. En el agua pasaron ocho horas.

Después iniciaron su peregrinación por la Polonia ocupada por los nazis. Fueron arrestados por gendarmes polacos que los enviaron a trabajos forzados a la Alemania nazi sin descubrir que se trataba de dos judíos. Los dos jóvenes sobrevivieron gracias a su enorme coraje e ingenio.
Durante la rebelión del 2 de agosto de 1943, los prisioneros no lograron destruir las cámaras de gas de Treblinka. Así el 18 y 19 de agosto de ese año perecieron en ellas todavía los judíos deportados del gueto de Bialystok, en Polonia.

Después los nazis desmantelaron el campo de exterminio de Treblinka y quemaron la documentación que pudiera dar testimonio sobre los crímenes de los que había sido escenario. El terreno fue arado y transformado en una explotación agrícola.
54 prisioneros judíos de Treblinka sobrevivieron. Todos declararon en los años sesenta como testigos en los juicios contra los verdugos de ese campo de exterminio. Richard Glazar relata en su libro como el juez empezó a enumerar los crímenes del vicecomandante del campo de Treblinka, Kurt Franz, de profesión cocinero antes de su meteórica carrera en las filas de la SS:
”Mató a tiro a ocho prisioneros, reiteradamente ordenó colgar de los pies a prisioneros desnudos...” En ese momento Franz protestó:
”Señor juez, jamás maté a un hombre. Estoy consternado. Lo que se presenta contra mí me parece obra de una organización internacional secreta”.

Franz, que negó cobardemente sus crímenes, fue condenado a cadena perpetua.
El comandante de Treblinka, Franz Paul Stangl, huyó después de la Segunda Guerra Mundial al Brasil. En la ciudad de Sao Paulo lo descubrió el cazador de nazis, Simon Wiesenthal. En 1970, el ex prisionero de Treblinka, Richard Glazar fue testigo en el proceso que condenó a Stangl a cadena perpetua.

Santiago Niño Becerra (CNN)

1ª Parte:



2ª Parte:



3ª Parte:

El contribuyente


Artículo 31.1 de la Constitución Española: "Todos contibuirán al sostenimiento de los gastos públicos..."

¿Pero quién es el contribuyente?

El contribuyente es una persona que trabaja para el Gobierno, pero sin haber hecho las oposiciones a funcionario.